Carta a Santiago Feliú
Santi,
Es tarea de titanes estar todo el día tratando de socorrer la luz, con ese amor por Cuba pasando duro por las venas como la vida misma. De batallas sobre mí mejor no hablemos. Es que las náuseas finiseculares eran los síntomas normales para esta realidad que hemos parido, con los dolores que nos trae el porvenir. Debo convocar la razón esta vez, para que las cosas no se sucedan así sin control? Necesito sentirme en paz.
Te recuerdo vagamente junto a Donato, Frank, Carlitos y Gerardo en la tarea de ser los eslabones perdidos que unían a una generación de la trova que ya no podía llamarse nueva con los que ya no podían ver las cosas y sentirse igual que los rebeldes de finales de los 60. Todos querían demostrar la mayoría de edad profesional con canciones que rehusaban tácitamente de las deudas a Cat Stevens, Bob Dylan, Luis Alberto Spinetta, Leon Gieco, Charly García y Fito Paez.
En alguna gaveta de mi mente siempre estuvo "Para Bárbara", cantada por Silvio, hasta el punto de confundirme en que si era tuya o no, de verdad. Siempre me enganchó la armónica folk, ese sonido de las cuerdas de acero, tu izquierdismo a la hora de tocar, interpretando como subversión la inversión de tus cuerdas, tu energía incombustible.
Si, era un Estado de Ánimo agradable lo que me trasmitías junto a Ruy López Nussa a la batería, Descemer Bueno en el bajo, Robertico Carcasés en los teclados y Elmer Ferrer a la guitarra. Ansío el alba que significaría disfrutar de todos juntos de nuevo sobre un escenario, no importa donde, como una buena locura de las inmortales.
Acepto que el tiempo pase sin remedio, ya estoy que ni le pido piedad, pero desde octubre del 2005 no te veía por aquí, y no puedo explicarte la alegría que sentí durante el concierto, como me hace ahora sonreír lo que fue lágrimas. Tan cansado estaba de mi casa y de mi barrio…
Mientras algunos hablan de tu inagotable voluntad, de tu increíble memoria, de tu talento al “guitarrear”, y tratan de echarte en un saco u otro, yo me fijo en la exactitud con que retratas el desamor moderno sin armarte tanto lío, en estos tiempos sin Julietas, donde un alto al fuego nos vendría muy bien.
Pero mantengo mi fe, esa fe en que la vida será más larga que hasta donde podamos hacerla historia, y me río con aquella anécdota que cuenta de una pregunta sobre la genialidad en tu árbol genealógico y tú replicaste con una soltura insólita que el genio eras tú. Se le caen los dientes a mi barba de reírme.
Gracias, mi hermano, por tu música, y nos vemos el 8 de marzo en Libertad 8. Un abrazo,
Comentarios
Saludos.
buen trabajo negro y abrasote!!
D
D
abrazos ecuatorianos desde mi cheqa..