Vaya pez curioso que es el salmón. Nace en el río, y permanece allí, en agua dulce, mientras es pequeño. Se va al mar, a pasar su juventud, hasta la llegada de la madurez, y en increíble acto kamikaze, regresa en tiempo de reproducción al mismo lugar de donde salió.
No es fácil para el salmón llegar hasta allí: tiene que nadar contracorriente y saltar numerosos escollos, luchar contra todo lo que le frena, y contra su propio cansancio. Puede dejarse la vida en el empeño, pero al final, la satisfacción de procrear, de trasmitir un legado, la alegría de fecundar, es el premio a tamaño esfuerzo.
Hay personas que, al igual que el salmón, ponen el respeto a la creación por encima de todo. Quizás eran esos mismos de los que alguna vez habló Bertold Brecht, los imprescindibles. Entre esas personas cercanas que, consciente o inconscientemente, se adscriben a esta estrategia, he conocido al músico y productor cubano Alejandro Frómeta.
Han pasado los años. Ya para algunos resultará un esfuerzo recordar a grupos que desgraciadamente han quedado sepultados en la historia de la música cubana, con la salvedad de alguna que otra alusión hecha por ciertos críticos musicales (que siempre son los mismos). Pero para todo aquel que en los 90 buscaba una respuesta al sonido alternativo dentro de las fronteras cubanas, el nombre de Superávit le será familiar.
Raúl Ciro Hernández y Alejandro Frómeta eran ‘dos entes aparte’ que ya rodaban por ahí a finales de la década de los 80, principalmente por 13 y 8, tierra fértil para cantautores con ideas renovadoras.
Este fue el núcleo de Superávit, que comienza como un proyecto acústico en 1991. Con esta formación, y en compañía de algunos otros músicos invitados, graban los demos 2 por 2 (1991), Éxito (1993) y La otra cara (1994) y participan en el disco Habana Oculta, producido por Gema Corredera y Pavel Urquiza, una compilación musical que reúne a lo que se considera hoy la génesis de Habana Abierta.
Amorfos por excelencia, Superávit, siempre dispuestos a incluir músicos de apoyo que dieran en el clavo con la sonoridad buscada, invitaban a descollantes instrumentistas para sus presentaciones en vivo. La lista es larga, pero por etapas incluyó a Pedro Pablo Pedroso (violín y teclados), Isaac Capetillo (trompeta), Carlos Puig (teclados), Norberto Rodríguez (guitarra) y Manuel Orza (bajo), entre otros.
Alrededor de 1995, se inserta en la formación Carlos Santos, quien iba a ser un importante impulso creativo para la labor del grupo. Ya con una idea enraizada de un formato más amplio, se unen además Alfredo Hernández (percusión), Emilio Veitía (batería), Yalica Jo Gazán (cello), Félix Lorenzo (bajo) y Mario Fernández (violín), y graban el disco Verde Melón.
(fragmento de un trabajo que continuará, con una entrevista a Alejandro Frómeta)Después de más de ocho años alejado de los escenarios cubanos, Alejandro Frómeta se presentará en concierto el 1ro de septiembre en el Centro Hispanoamericano de Cultura, antiguo Centro Cultural de España en La Habana, un proyecto 'descontinuado' después de un encontronazo político entre el gobierno cubano y el español.
Comentarios
De Liven no he sabido desde hace un mes o quizás más. No le dije que iría a la Habana y creo que fallé porque hubiera sido una buena oportunidad para "hacerme de la maqueta"...
Allá me perdí un concierto de D. Torrens que después supe fue ultra breve y de comienzo tardío. Pero me dieron el gustazo de oír dos de sus nuevos temas y están deliciosos.
Ya de regreso, seguimos en contacto,
Un abrazo, dile al mulato que no sea falso y escriba.
Bien, "la puntita namá"
Hasta otra.