Asociación Cultural Yemayá: Olas y salitre en el centro de Madrid.
Por Félix Eduardo Varela
El vaivén de las olas te va arrinconando, hasta que, sin percatarte, tu espalda choca contra la pared de ladrillos, y te das cuenta que estás ante la barra del Yemayá, en el variopinto barrio de
Cuando el Diloggún habló por medio de Oddi, el siete, Pilar Zumel ya lo tenía bien claro: Yemayá sería el nombre de su local.
Al igual que a la madre universal, los tambores llamaron a esta madrileña, que dice ser del barrio habanero de Mantilla, a la fiesta perpetua, a la salutación al arte y la vida, y desde entonces no se puede despegar de estos signos. Sus hijos son también innumerables: todos los artistas que pasan por
“Dicen que el que tiene un amigo, tiene un tesoro, y lo único que puedo decir es que me siento millonaria”, me dice Pilar, y esto se convierte, además de en su más grande satisfacción, en el signo de su vida.
¿De dónde viene esa pasión por el arte, por Cuba y los cubanos? A esa y otras preguntas, Pilar Zumel responde con desenfado, con esa risa repleta de sabiduría que siempre la acompaña, y en los ojos esa energética chispa que la caracteriza.
“Hay quien me dice que soy madrileña, que lo eran mis padres, y que de mis cuatro abuelos, dos eran madrileños. Yo siempre he opinado que soy una madrileña de
¿Qué la une a Cuba?
“Mi primer recuerdo con Cuba viene de cuando tenía entre diez o trece años, que me escribía con gente de Cuba, a través de un periódico que se llamaba Pueblo, que compraba mi padre diariamente. Esta publicación tenía un apartado para relacionarse con gente de otros países. Pudiese haber elegido cualquier otro lugar del mundo, pero yo era una niña y me dio por escribirme con gente de Cuba.
“Pero yo creo que mi relación con Cuba debe venir de una anécdota familiar que me han contado muchas veces, cuando dos hermanos míos mayores, que tienen 10 y 11 años más que yo. Estábamos en una playa de Alicante, y ellos se estaban peleando por conseguir una rueda de camión, parece ser que ellos se olvidaron de mí, y yo estaba bajo su cuidado, y una ola me tiró. Mi papá vino hacia donde estábamos nosotros, y no me vio. Vio a mis hermanos peleándose por la rueda, salió corriendo, tropezó conmigo que estaba debajo del agua y me sacó con una inmensa sonrisa, moradita, porque me estaba asfixiando, pero sonriente. Parece que de ahí viene mi afición al mar, y creo que a Cuba y… ¡yo qué sé!”
¿Siempre pensó en abrir una ‘casa’ para acoger a los cubanos, desde que abrió su primer bar Yemayá?
“Un día en mi casa estaba Gema Corredera comiendo y me dijo, ‘tú amas a los cubanos desde que nos conoces a nosotros’. ‘Siento decepcionarte,’ le dije, ‘pero no. Yo os quiero desde hace mucho más tiempo’, y le enseñé una carta que tengo por ahí, en la que una niña que estaba en Miami me agradecía que mi mamá hubiese firmado una carta de invitación para venir a España, porque yo tenía 16 años, era menor de edad y mi firma no servía. Entonces mi mamá firmó una carta para que unas personas pudieran ir a Miami a través de Madrid, porque en aquella época -yo soy bastante mayor de lo que la gente cree- era como se salía de Cuba. Así que la historia mía con Cuba viene de antes, y nunca he hecho nada con premeditación.
“Tampoco nunca fue una predisposición que el 80% de mis amigos fueran cubanos, gente que venía a mi casa. Por ejemplo, un domingo normal y corriente podían venir Gema Corredera y Pavel Urquiza, que en una etapa de su vida venían todos los domingos a comer a mi casa. A cualquier cubano que venía, ellos lo invitaban a incorporarse al grupo. En mi casa se reunían Gema y Pavel, parte de los integrantes de Habana Abierta, y todos los que en aquella época pasaban por Madrid.
“Yo soy peletera, tenía una peletería. Cuando aquello fracasó y tuvo que cerrarse después de 16 años, yo elegí montar un bar, primero porque me gusta la gente, y segundo porque me gustan los bares, y me decía, ‘bueno, si yo trato a la gente como me gusta que me traten a mí, seguramente el bar triunfa’. Jamás pensé en que aquello fuera un bar cubano, un bar con una idea de hacer cultura, lo que pasa es que eso va unido a mí, donde yo voy eso va ocurriendo, pero no con premeditación, sino como algo natural.
“Cuando yo perdí el primer Yemayá, que se abrió el 7 de septiembre del 2000 y estuvo abierto unos 5 años, tuve que buscarme la vida, y el primer sitio en el que estuve trabajando fue en un restaurante catalán que se llama El Calzón. Fíjate que allí hasta organizamos una exposición de pintura para Arrechea, quiere decir que aunque yo hubiera estado trabajando de cocinera, la cultura y Cuba siempre han estado ligadas a mí.
“Después he estado de relaciones públicas de otros locales, o de camarera incluso de otros locales, he intentado que fueran cubanos, y allí hemos hecho desde presentaciones de libros hasta conciertos, porque yo no concibo mi vida personal sin que esté unida de una manera muy fuerte a Cuba, y muy particularmente a la cultura cubana.”
Este nuevo Yemayá, es mucho más que un bar…
“Por una vez es cierto, que esto está mucho más pensado. Ahora sí, después de dos años de sufrir, de trabajar en otros lugares, he conseguido nuevamente tener nuestro Yemayá, porque es de todos, y desde luego, esto ya está enfocado de una forma más cultural.
“El primer Yemayá tenía un sótano cutre, lleno de humedad, donde han pasado momentos maravillosos todos los cubanos que han venido por aquí, que han aguantado la humedad, el calor, el sofoco, pero la gente feliz, ha pasado momentos maravillosos para todos.
“Aquello era cultural de una forma espontánea, venían los amigos, artistas, y hacían algo de una forma espontánea. Esto está más pensado, un poquito más organizado, pero el amor sigue siendo el mismo.
“Éste Yemayá ha tenido la suerte y oportunidad de encontrar al lado del bar un local paralelo, que lo he cogido como Asociación Cultural, y estamos haciendo actividades.
“En 5 meses que lleva abierto, ya hemos tenido muchas actuaciones: ha estado Pedro Luis Ferrer; una de las personas a las que más quiero, el maestro Pavel Urquiza; Julio Fowler; Raúl Torres, entre otros; estamos teniendo teatro, hemos presentado más de diez libros, los sábados los tenemos dedicados a los niños. Además, hemos organizado un Primer Festival de Cortos, del cual el primer premio es un viaje a Cuba.”
¿Cómo surge este nuevo proyecto, quiénes lo apoyan, y como funciona esta Asociación Cultural?
“Yo soy muy desordenada. Nací un 30 de mayo, soy Géminis, y parece ser verdad lo que la gente cuenta: yo necesito estar haciendo cinco o seis cosas a la vez. Eso está dentro de mí, no soy capaz de controlarlo. El otro día, contando las cosas que quiero hacer aquí, alguien me sujetaba los hombros y me decía: ‘¡Para, para!’ Es imposible seguirme el ritmo.
“A mi me gustaría que todos los martes hubiera teatro, que los miércoles hubiera literatura, que los jueves hubiera cine, que los viernes, sábados y domingos hubiera música, pero eso es lo que a mí me gustaría, si yo fuese una persona ordenada, como se debe ser. Pero como yo soy yo, pues la verdad es que alguien me dice, ‘oye, tenemos que presentar un libro el viernes, porque el viernes es el único día que se puede hacer,’ entonces, pa’l carajo lo que había planeado para el viernes, y el viernes se presenta el libro. Soy absolutamente desordenada dentro de la locura de mi orden.”
En la decoración de este Centro Cultural podemos ver obras de un montón de artistas plásticos cubanos. ¿Qué relación tiene con ellos?
“Me siento muy orgullosa porque cuando abrimos este nuevo Yemayá, en la sala cultural, que está pensada también para hacer una exposición una vez al mes, no teníamos nada para llenar sus paredes. Entonces, lo que hice fue traerme todas las obras que tengo en casa.
“Mi orgullo es que todas esas obras son regalos. Tú brindas la mano a alguien, y nunca sabes por donde te vendrá devuelto ese favor. Los cubanos me quieren porque siempre mi casa ha sido la de ellos, y cuando digo mi casa, digo el bar, mi persona, y siempre me ha venido ese regalo devuelto inesperadamente por donde menos me lo puedo imaginar.
“Entonces puedo decir con orgullo que tengo obras de Fabelo, de Kcho, Carlos Quintana, Perugorría, así hasta un sinfín de amigos cubanos que en un momento determinado han querido regalarme una de sus obras, con todo su amor, y yo, con el mismo amor las he recibido, y con todo respeto, las tengo expuestas aquí. La relación con los plásticos es como la que tengo con cualquier otro cubano que conozca, como la que tengo con Cuba, una relación de amor.”
No solo pintores, sino también actores, actrices, escritores… ¿no es así? ¿Alguna anécdota curiosa?
“Mira, tengo anécdotas muy bonitas. El antiguo Yemayá estaba enclavado en la calle de
“Había gente que estaba pasando un curso en Madrid. ¿Qué es lo que hacen esos cubanos pasando un curso? Pues están restringiendo un poco sus gastos, y el dinero lo guardan para llevar cosas a Cuba, que no se tienen, por los problemas que todos sabemos que hay. Entonces les decía, ‘pasad a tomar una cañita, que los invita Yemayá,’ y ellos siempre se sorprendían mucho, porque no entendían que yo me diera cuenta que eran cubanos, o eso de que Yemayá les invitaba a una caña.”
¿Lo más bonito que le ha pasado?
“¿Cosas de las que me siento muy feliz? Paseando con Enrique Pineda Barnet por
¿Y lo peor?
“No me acuerdo.” (Risas)
¿Qué música escucha cuando está en casa, descansando?
“Escucho a Omara Portuondo, tengo un disco maravilloso que se llama ‘Ídolos de la vitrola cubana’, la música más antigua cubana es para mí la más bella, la que más escucho y disfruto.”
¿Lee, si el tiempo le alcanza? ¿Cuales son sus autores favoritos?
“Yo soy una fan de Leonardo Padura, me fascinó ‘La novela de mi vida’, en la que hace un paralelismo con José María Heredia y un poeta actual, pero me gusta mucho leer y no sólo literatura cubana, leo todo lo que pillo. Tengo muchísimos libros, que a lo mejor te sorprendes, he leído absolutamente todo lo que ha caído en mis manos sobre
“También tengo la suerte de tener entre mis amigas a Natalia Bolívar. Leo de todo. ¡Ah! Soy una lectora asidua de Nitza Villapol, y le digo a la gente en tono jocoso que ella me enseñó a cocinar, pues tengo todos sus libros de cocina cubana.”
¿Cree que, más allá de la diáspora cubana, al público español le interesen estas propuestas cubanas que les presenta?
“Si, está clarísimo. Uno de los éxitos que ha tenido siempre el Yemayá ha sido la diversidad de su público. Siempre hemos compartido con todo tipo de público, y creo que una de las cosas que he hecho con más cariño ha sido compartir mi amor por Cuba con el resto de los amigos. Aquí vienen muchísimos españoles, e iban muchísimos españoles al otro Yemayá, y de muchos otros países también. Esto es más que un escaparate de Cuba, es un escaparate al mundo.”
He visto en los carteles anuncios de cantautores que no son cubanos, y a veces ni españoles, que tocan en
“Nosotros no nos cerramos, el amor a una cultura y a un pueblo no puede hacer que esto se convierta en un ghetto. Precisamente el orgullo del Yemayá es que es un sitio abierto a todos. Tenemos muchos españoles que vienen, como Esmeralda Grau, maravillosa voz, maravillosa mujer y amiga, una incondicional del Yemayá; por aquí viene, por ejemplo, Garret Wall, cantautor irlandés, y así hay muchos.”
¿Qué le diría a
“Siempre defiendo que una de las cosas más importantes que el ser humano debe tener es memoria. Si la gente tuviera memoria, habría muchos menos problemas. España ha sido un país que se ha hecho sobre la base de muchas culturas, y que luego, por motivos muy diversos, tuvo que emigrar. La emigración puede ser no solamente por motivos políticos, sino también por motivos culturales. Me refiero a motivos culturales porque la gente quiere conocer, cuanto más se conoce, más sabio se es. Cuanto más se viaja, más se aprende, más se ama al ser humano, y más se respeta.
“España ha sido un país de extranjeros, de emigrantes, por motivos políticos, por motivos de estómago y otros. Entonces, yo solamente les diría que recuperaran la memoria. Ahora está muy de moda pensar en la memoria, yo creo que los pueblos tienen que mantener viva su memoria. Una de las cosas que más amo yo del pueblo cubano es que ha sabido mantener viva su memoria histórica, respetan y aman su unión con África, con la religión yoruba; aceptan y aman su unión con el pueblo español, sus raíces españolas, y hay muchísimos casos de gente que viene del Oriente, de China. Esa frase tan bonita y muy cubana: ‘Oye, mi chino’, eso no es por casualidad. Si nosotros, el pueblo español, tuviéramos más memoria, tendríamos menos problemas. Lo único que les diría: recuperad la memoria.”
¿Qué proyectos albergará el Yemayá en el futuro?
“A mí no me gusta vivir en el futuro, me gusta vivir en el presente. Yo quiero que esta sea, simplemente, la casa de todos.”
Comentarios
me es muy grato encontrar otro blog mas de las esfera blogera cubana, con textos interesantes y enriquecedores, me presento, soy el yoyi y mas ná y si me lo permite pongo un link a este blog en los mios. un abrazo