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El regreso de Conexo Trio


por Felix E. Varela



Hacía ya una década que no escuchábamos hablar de Conexo Trio, y Madrid ya venía echándoles de menos. Con la magia de los reyes, regresan este domingo 5 de enero de 2020 (Sala Junco, 22:00h) con su arriesgada experimentación sonora que combina jazz, funk, rock y derivados de la música americana con la música cubana, y que expone un particular modo de entender estos géneros que, de un modo casi espiritual, muestran el desarrollo de las carreras individuales de sus integrantes en la música.

“Digamos que vamos de espontáneos, de improvisadores. Simplemente aprovechamos las circunstancias”, responde el guitarrista Víctor Navarrete con su media sonrisa, cuando trato de encontrar al conspirador mayor detrás de esta reunión. “Conexo Trio fue una excusa para hacer música, tocar a nuestra forma y un medio para interpretar una parte de mi música, en principio instrumental. Sin embargo, también he de decir que como proyecto Conexo Trio siempre fue concebido con la participación de Leonardo Ángel Rodríguez (batería) y Damián Nueva (bajo). Para el momento en el que llegó la disolución del proyecto -que simplemente ocurrió porque cada uno tomó su camino personalmente, no hubo conflictos, ni inconvenientes- aquello se convirtió en Vic G. Navarrete Trío, por ser también una necesidad mía de expresarme, y supongo por el culto al "punto de partida". Incluso hasta eso, fue una decisión unánime”, afirma.

“En este caso,” prosigue, “se da el reencuentro con Leo, y es algo que viene dado. No es posible en esta oportunidad contar con Damián Nueva, y para el caso nos traemos a un viejo colaborador: Bruno Lopes”.

“¿Qué pretendemos? Ha pasado mucho tiempo”, me dice tras una corta pausa, “y mucho llovió en la vida de cada uno, y creemos que la mejor manera de presentarnos es hablarnos con el instrumento en los dedos y en el corazón. Será un reencuentro en toda regla, ya que ninguno nos veremos previamente para la ocasión... como empecé diciendo, nos persigue el culto al riesgo, a la expresión espontánea, a la improvisación y la comunicación de lo que hay, a través de la música”, me explica.

Aprovecho la alusión a lo mucho que ha llovido para preguntarle qué ha pasado desde aquel último concierto. “Ufff... la vida misma”, resopla. “Cada uno podría contarte 10 años de su vida donde seguramente hubo de todo: risas, alegrías, nuevos amigos, lágrimas, soledad, momentos de mucha productividad y creatividad, y otros de ensimismamiento. Profesionalmente hablando, Conexo Trio se convirtió en Vic G. Navarrete Trio, que continuó con ese trabajo hasta que de alguna manera fuera derivando en otros proyectos de carácter más solitario. A la par de ello seguí con mi carrera en el plano docente, como profesor (ahora también como director de coro para VocalStudio, una academia de canto en Madrid y Barcelona) y haciendo giras y grabaciones con artistas como Pitingo (Malecón Street), Fermín Muguruza, Black is Beltza, etc."

Poco se ha hablado de Conexo Trio, de sus orígenes. “Por allá por los años noventa”, rememora Navarrete, “Leo y yo tuvimos otro proyecto con Arián Suarez al bajo, llamado Chucho pa’ ti. Aquello fue simplemente que se me dio la oportunidad de tocar en un club de jazz de la Habana (La zorra y el Cuervo) y yo no tenía proyecto ni grupo en aquel entonces, y lo que se me ocurrió fue llamar a Leonardo Ángel y a Arián Suarez e improvisar un concierto entero, haciendo creer a la audiencia que lo teníamos todo pensado y ensayado. Nos inventamos hasta el titulo de los temas”, ríe travieso.

“Aquel experimento salió bien,” continúa con su historia, “y terminamos tocando asiduamente en el club por varios días a la semana durante un buen tiempo. Pasados varios años, el Leo y yo volvemos a encontrarnos en Madrid y acabábamos de hacer juntos una gira con Fermín Muguruza, que nos mantuvo juntos durante varios meses, viajando y tocando por el mundo. De regreso me decidí a hacer algo parecido a aquel espíritu que hizo Chucho pa’ ti. Para aquel entonces Damián era ya un tipo lo suficientemente cercano... y todo se dio”, concluye triunfal, con otra sonrisa.

Conexo Trio es como un regreso a mí mismo”, se sincera. “Es el momento en el que te miras al espejo para ver quién eres, qué buscas de ti, con qué cuentas, y establecer el camino. Es un sitio de encuentro, un espacio de culto hacia qué y cómo nos gusta hacer las cosas”.

“¿Volverá de vez en cuando? Sinceramente no espero nada”, reflexiona ante lo imprevisible. “Cuento con que no nos hemos visto y no nos veremos hasta antes de tocar, creo que podré contestar bien esa pregunta después de la presentación. De cualquier manera, si fuera a establecerse la idea, espero que haya un punto evolutivo entre el anterior Conexo Trio y este. No soy de los que se siente cómodo estando todo el tiempo en el mismo lugar, ni haciendo lo mismo”, me confiesa, y su asiento rechina con el movimiento.

Sobre la línea de predecir el futuro del proyecto, nos da algunas pistas. “La verdad, me gustaría hacer de Conexo otra cosa, otra sonoridad, otro lenguaje... últimamente trabajo mucho con pedales de efectos y probablemente quiera mezclar ambos ambientes de trabajo. También escribo canciones últimamente, todo ello siempre se encuentra en experimento, así que no dudo en coger de aquí, mezclar allá, en fin...”, me mira como dando por hecho que sé cómo se hace el ajiaco.

“Espero ver a un montón de colegas”, me cuenta sus expectativas un día antes de la reunión, “que pasemos un noche estupenda y toquemos lindo, y que al salir del local en ese abrazo de despedida, estemos más que felices con lo que hemos dado y recibido”.




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